Hace un tiempo, mi distinguido amigo Luis Suárez Clausen, connotado CEO de grandes empresas, me presentó su libro intitulado “Los 7 pecados capitales de los líderes en el siglo XXI”. Y me espetó:
Todo líder empresarial debe cuidarse de caer en la tentación de estos 7 pecados. Debe erradicarlos para siempre.
Y prosiguiendo una enjundiosa charla y ya en forma impersonal, afirmó: Si usted no está experimentando ninguno de estos infiernos y sus horribles momentos, considérese una persona especial y de extraordinario éxito. ¿Usted está en el paraíso..! Pero, cuáles son estos 7 pecados. Helos aquí:
Complacencia, indefinición, desidia, condescendencia, falsedad, apatía y decadencia. Dice Suárez: Si usted está experimentando el fuego de alguno de estos infiernos, ¿no se sienta mal!, lo acompañan el 99,9% de los líderes de la tierra. Junto con ellos navega por los desconocidos y turbulentos tiempos del siglo XXI, tentado por demonios que al menor descuido lo pueden hacer pecar mortalmente para llevarlo al fuego eterno. Si usted –prosigue- desea aliviar a su empresa de estos inconmensurables tormentos ignorándolos o usando una ‘varita mágica’ como la de Harry Potter, no las tendrá consigo, porque la varita no existe y los tormentos serán peores. Su única salvación está en erradicar los 7 pecados caapitales que corroen a las empresas.
El autor expone que estos tormentos se originan en aspectos como: crecimiento estancado y exceso de competidores en un mercado pequeño y recesivo; proliferación del comercio informal y costos no competitivos. Gerentes rutinarios, sin creatividad ni reacción, con directivas estratégicas mal ejecutadas, sin resultados y diluidas antes de llegar a los clientes. Clientes insatisfechos, llenos de quejas sin resolver que quieren convertir los productos en ‘comoditties’, despreciando su valor agregado. Temor a fijar políticas de precios que no cumplan las proyecciones económicas esperadas; junto con la incapacidad de monitorear el progreso de la empresa de forma efectiva.
También: Escepticismo y falta de credibilidad en los gerentes que generan desmotivación. Falta de excelencia y sentido de urgencia en sus colaboradores. Incapacidad para reclutar y desarrollar líderes y talentos; desperdicio de tiempo y dinero en capacitar a los gerentes sin lograr los resultados esperados. Y, clima de trabajo apático, descontento entre la gente, falta de motivación, sugerencias participación y diálogo honesto.
En próximas ediciones iremos describiendo cada uno de estos pecados capitales (E.S.S.)
