Turismo comunitario: ¿Qué es y cómo se aprovecha en Perú?

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Se calcula que entre el 2016 y el 2020 este sector tendrá un crecimiento de 35%. En la actualidad mueve cerca de 16 mil millones de dólares anuales.

 La industria del turismo comunitario -básicamente- es una actividad concentrada en el sudeste asiático (Laos, Camboya y Tailandia), África (donde en realidad está muy poco desarrollado) y Latinoamérica, donde la región cuenta con una oferta amplia y más elaborada. Por ejemplo, en Costa Rica el turismo comunitario representa el 6% del volumen total de la industria turística. El turismo comunitario, según la OMT, es una industria de unos 16 mil millones de dólares.

Además, se prevé que crecerá un 35% en el 2020 según The World Travel & Tourism Council (WTTC). Esta tendencia puede encontrar continuidad si se encauza correctamente y se mejora la comercialización, ya que según los datos de Eventbrite y PGAV Destinations un 70% de los viajeros de todo el mundo estarían interesados en experiencias de turismo cultural y de contacto real con la población local. Un informe de Ostelea, Escuela de Turismo, detalla que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCENTUR) inició desde el 2007 con el Programa Nacional de Turismo Rural Comunitario como herramienta para articular nuevos emprendimientos turísticos comunitarios.

El objetivo de la estrategia es incrementar la aportación del turismo comunitario al desarrollo local y la reducción de la pobreza. En ese sentido, al corte del 2017 la Estrategia Nacional había ayudado a 76 emprendimientos en 16 regiones del país con resultados positivos como la incorporación generalizada de las mujeres a la gestión de los negocios turísticos, alcanzando un crecimiento de 12% en la mano de obra total, un aumento anual de 18% en las visitas y de 13% en ingresos económicos.

Sin duda, Perú es uno de los mercados más desarrollados y populares en el ámbito del turismo comunitario, lo que se refleja tanto en su oferta como en el trabajo institucional que busca mejorar el sector. Al respecto, Raúl Travé, docente de Ostelea, indicó “las zonas con mayor oferta de turismo comunitario más comercializadas a través de las operadoras turísticas internacionales son aquellas próximas a los circuitos clásicos (Lima-Cusco-Machu Picchu). En este grupo destacan tres nodos: Puno, Cusco y Arequipa.

Las zonas menos trabajadas son la Costa, la Sierra Central y la Selva, áreas en las que algunas comunidades tienen ya una oferta consistente mientras que otras disponen del potencial, pero todavía deben ser más elaboradoras”. Son dos las principales barreras que presenta la oferta de turismo comunitario para mejorar sus resultados: calidad de las instalaciones, ya que no siempre alcanza un estándar mínimo, esta falta de comodidades implica que el tiempo que los turistas pasan en las comunidades se ve reducida; por otro lado, las dificultades de comunicación entre huéspedes y anfitriones, por el desconocimiento mutuo de la lengua, suponen un importante problema a la hora de prestar servicios turísticos, así lo detalla Promperú.

Además, la popularización de una comunidad como destino turístico implica problemas a medio y largo plazo para la viabilidad del mismo, pues los turistas identifican esto con la pérdida de una supuesta autenticidad y una masificación incompatible con la misma idea de turismo comunitario. Esto abre un importante reto a la gestión y planificación de estas comunidades que pueden fiar toda su economía al turismo y acabar sufriendo en mayor medida un posible retroceso en la demanda.