Paracas es hoy, a no dudarlo, uno de los principales sitios turísticos de playa del país. Definitivamente es el lugar con la mejor inversión hotelera que no solo le ha cambiado la fisonomía a la amable bahía del lugar con 40 hoteles, varios de ellos de 5 y 4 estrellas, sino que ha elevado el número de visitantes en diversas épocas del año.
De los grandes centros hoteleros, la gente se desplaza hacia El Chaco, caleta de pescadores y lugar ya emblemático para el solaz y la gastronomía lugareña, esencialmente marina, con una pléyade de restaurantes de primer nivel en su vistoso y alegre bulevar recientemente reformado. Para quienes visitaron hace algún tiempo esta caleta, hoy resalta ese cambio de su estructura dejando de ser una pintoresca pero pobre caleta de pescadores para convertirse en un centro turístico contando actualmente con una veintena de hostales.
Aranwa Paracas Resort & Spa, y el San Agustín Paracas, son los últimos hoteles de cinco estrellas abiertos en la bahía. El primero no solo ha recogido los colores rupestres de la cultura que allí surgió, sino la concepción geométrica de antiguas edificaciones hoy llevadas con ese espíritu a la arquitectura moderna. Su construcción también acoge ese espíritu de paz y templanza que se respira en la bahía misma y de las manifestaciones coloniales y republicanas como, por ejemplo, el tradicional proceso del pisco, nuestra bebida emblemática, que debe su nombre, lo mismo que el puerto que está al lado de Paracas, a los pájaros que en bandadas llegaban desde los andes a la bahía y que los naturales del lugar llamaban “physcos”.
Islas Ballestas
Lugar ineludible cuando se visita la bahía. Se trata de un grupo de islas compuestas por formaciones rocosas que acoge a una impresionante y variada fauna marina con aves guaneras como el guanay, el piquero y el zarcillo principalmente. Alberga igualmente a colonias de pingüinos de Humboldt que se encuentran en peligro de extinción. Es también el refugio de dos variedades de lobos marinos (lobos finos y lobos chuscos) y otros mamíferos. A diario salen contingentes de turistas en modernas lanchas con su guías bilingües que, durante el trayecto de una hora y pico, van explicando todas las características del lugar entre ellos el famoso candelabro, un geoglifo de grandes dimensiones que sirve de faro a los navegantes.
Este geoglifo está relacionado con las líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana. Cuando los botes inician el recorrido de cada una de las islas los viajeros reciben una pormenorizada descripción y anécdotas que encierra esos únicos y pintorescos lugares donde se vive plenamente la naturaleza. Resulta particularmente llamativo los agudos gritos de las manadas de lobos de mar que son totalmente inofensivos y, por el contrario parecen contagiarse con la curiosidad de sus continuos visitantes. Da la impresión de estar rodeado por estos animales prácticamente casi 360 grados. El espectáculo auditivo es especialmente singular e inigualable. Las Islas Ballestas es desde el punto de vista ecoturístico la excursión más conocida de la costa peruana.
Pertenecen a la reserva nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, administrada por el Servicio nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado. Paracas significa por su acepción quechua “lluvia de arena”. Los visitantes quedan arrobados al observar los diferentes ecosistemas, los restos arqueológicos de la cultura Paracas, el lugar donde desembarcó San Martín y la gran diversidad de fauna marina existente en la zona.
