Intangibilidad de las áreas industriales

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La industria Limeña se está asfixiando por la falta de espacios adecuados. Sin políticas que promuevan locaciones adecuadas a precios accesibles y que detengan

el desplazamiento de estas actividades, estamos perdiendo competitividad productiva. Lo peor es que muy pocos parecen haber comprendido el problema Todos sabemos acerca del ‘boom’ inmobiliario de Lima. Para algunos esto representa la oportunidad de la casa propia y para otros una oportunidad de negocio.

Debido a que los precios de venta y alquiler de oficinas, casas, departamentos y terrenos aumentaron considerablemente en los últimos 10 años, muchas personas lograron ganar considerables sumas. Varias han sido las consecuencias positivas de esta tendencia y pocos cuestionan los lados negativos que un crecimiento desordenado ha generado. Nos enfocamos en una característica en particular: la gentrificación (desplazamiento) industrial. Como se muestra en el cuadro, los diferentes sectores de la economía tienen distintas posibilidades cuando de comprar tierras se trata. Esta competencia hace que el menos favorecido siempre se vea desplazado, en este caso la industria. Si tenemos terrenos más baratos, es comprensible que en un mercado al alza, estos sean los más deseados por desarrolladores de vivienda o comercio. Aparte de este deseo por los predios industriales, tenemos una concepción absurda en Lima de que la industria y la vivienda no pueden convivir.

La realidad en otras grandes ciudades (algunas de las cuales nosotros tratamos de imitar) es absolutamente contraria. Es cierto que hay algunos tipos de industria que por su actividad y emisiones deben estar alejadas del centro; sin embargo, muchas otras pueden convivir con viviendas y comercio promoviendo espacios en los que la gente puede vivir, trabajar y transportarse en armonía. Debemos insistir en expulsar a la industria hacia la periferia de la ciudad. Ante esto es importante comprender los efectos de la localización de la industria, que por su naturaleza, es la primera promotora de sub-urbanización y expansión de una ciudad. Cuando la industria se establece en las afueras (digamos Huachipa, Lurín o Chilca) una serie de otros servicios tienden a seguirla. Empezamos con vivienda, bancos, restaurantes, etc. Cuando menos nos damos cuenta la ciudad tiene un nuevo límite. Toda esta expansión del espacio urbano crea una serie de nuevos problemas para la ciudad. Entonces, necesitamos nuevas pistas de acceso, tuberías de agua y desagüe, comisarías, electrificación y todos aquellos servicios que son costosos para el Estado. A todo eso le sumamos el aumento de tráfico vehicular y la degradación ambiental.

Por otro lado tenemos también el problema del aumento en el costo de vida. Los cigarros y jabones que llegan al puerto del Callao y que antes se almacenaban en lugares cercanos, hoy se almacenen en estos nuevos centros logísticos para luego ser nuevamente regresados a la ciudad. Este encarecimiento en transporte tiende a aumentar los precios finales de los productos y por ende de la canasta familiar. Si esta conversión de espacios industriales ha ocurrido en las avenidas Argentina, Colonial y Venezuela, así como se empieza a ver en la zona industrial de Ate, ¿qué nos asegura que esto no se volverá a repetir en las nuevas zonas industriales en los próximos 10 o 20 años cuando Lurín sea víctima de la presión inmobiliaria? Los almacenes de hoy se vean reemplazados por strip centres y condominios. Consideramos que es necesario tener una regulación de uso de suelo industrial seria y estricta que dé zonificación intangible a las nuevas y futuras zonas industriales.

Esto implicaría que los terrenos industriales serían de zonificación única y exclusiva para la actividad industrial y prohibidos para comercio y vivienda. De esta forma, se podría promover únicamente la competencia dentro de los diferentes usos industriales en vez de competir con otros sectores. Necesitamos una regulación fuerte que impida la competencia entre diferentes usos de la tierra, tal como sucede en muchas otras ciudades en las que se establecen estrictos controles de suelo. Sin esto la industria será expulsada a lugares cada vez más lejanos y la ciudad seguirá creciendo y expandiéndose sin control encareciendo la vida de todos. Como tema aparte, debemos señalar que el PLAM 2035, promovido por la anterior gestión municipal, tiene entre sus temas de desarrollo promover a Lima como una ciudad compacta, cuya densificación facilitará las funciones municipales. Se busca promover las ciudades “auto sostenibles” de Ancón y Lurín como polos de desarrollo industrial tecnológicos y eco amigables. ¿Cómo exactamente esta sub-urbanización de los polos productivos promueve a la densificación de la ciudad? Al parecer faltó mejor PLAMificación.