La suerte está echada. Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski dirimirán, en una segunda vuelta, el derecho a ser el primer magistrado del país.
La Presidencia de la República, en uno u otro caso, estaría en manos de quien continuará, sensatamente, aplicando y seguramente mejorando el actual modelo económico que nos viene deparando tres lustros de crecimiento sostenible, a despecho incluso del magro guarismo del año pasado que llegó al 3,26% que inicialmente se pensó sería mucho más bajo.
Los electores que acudieron a las ánforas el domingo 10, seguramente reflexionaron sobre la posibilidad del advenimiento de un o una outsider, lo que finalmente no se dio.
El debate político del domingo anterior al de las elecciones generales, incluso con un formato demasiado constreñido, por lo escaso del tiempo a disposición de los expositores, tuvo la virtud de descubrir algunas de las flaquezas políticas de varios de los postulantes, en especial de la candidata del Frente Amplio, quien buscó a todas luces ganar terreno con propuestas radicales como el cambio de la Constitución y del modelo económico.
Keiko era la favorita para liderar esta primera vuelta y fue así. Ni la vistosa y numerosa marcha en su contra animada por los colectivos que no quieren ver en Palacio de Gobierno a la que fuera “primera dama” de Alberto Fujimori, pareció haberle restado votos. Muy por el contrario se alzó con una victoria holgada, sobre su cercano perseguidor, don PPK, quien, sin embargo, logró ganar algunos puntos con relación a las encuestas que le acordaban un segundo lugar pero con la Mendoza pisándole los talones. ¿Qué tenemos ahora para la segunda vuelta? La campaña para esta etapa decisoria será seguramente más encarnizada.
Si nos atenemos a la personalidad de los dos candidatos que primaron el domingo último, podríamos aventurar que el panorama reinante será de respeto mutuo. Pero, recordemos que estamos en una contienda electoral y política. ¿Un caballero como PPK descenderá a la senda ofuscada de la diatriba y el emplazamiento a la dama Keiko? Y, ésta a su vez, ¿dejará de lado su condición de mujer para sacar alguna carta díscola de la manga para enrostrársela a su contrincante? Sea como fuere, estamos frente a una disyuntiva que ya se dio en el pasado. Recordamos que Alan García tuvo que enfrentar posiciones con Lourdes Flores para finalmente encaramarse en el puesto.
Pero, como se dice que en política todo vale, seguramente asistiremos a una especie de “lucha sin cuartel” a fin de agarrar el premio gordo.
